Un viejo estaba sentado solo en la calle ensombrecida, él no sabía en qué dirección debía ir. Se le había olvidado el destino de su viaje y quién era él mismo.
Se sentó un instante para aliviar sus piernas cansadas, al levantar la cabeza, vio de repente a una anciana que no poseía dientes. Le habló soltando carcajadas, "ahora dime tu tercer deseo. ¿Qué es lo qué quieres?"
A lo que respondió confundido; "¿Mi tercer deseo?, cómo puedo decirte mi tercer deseo si no te he dicho el primero y el segundo."
Ella respondió al instante, "tu primer y segundo deseo ya se han cumplido. El segundo deseo era regresar al pasado cuando aún no hubieras pedido el primero, por lo tanto no recuerdas nada ya que todo ha regresado perfectamente al momento en el que tú todavía no pedías el primer deseo."
La abuela soltó carcajadas mirando con desden al pobre anciano. "Por eso te ha quedado sólo un deseo."
El anciano, sin mucho ánimo le contesto; "Bueno. Aunque no creo en la historia la que me dijiste. Pero, no hay nada de malo en pedir un deseo..., por eso..."
"Quiero saber lo que soy."
"Interesante." Musito la anciana, Cumpliendo así su último deseo.
La anciana le dijo desapareciendo para siempre. "Ese era tu primer deseo".
Una historia citada del Tormento, el juego de ordenador premiado en 1999.